Jesús les dijo: “Amarás
al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primero y
grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”.
Este pasaje nos enseña que
debemos amar a Dios primordialmente, donde nuestro amor hacia él debe ser mayor
que a cualquier otro e incluso a nuestra propia vida.
“Nuestro
ministerio empieza cuando realmente nos enamoramos de Jesús”
Haz de él tu
prioridad
“Cuando Jesús es tu prioridad
todo lo demás pasa a ocupar un segundo lugar”.
Es Cuando al despertar cada mañana él sea quien llene cada
uno de tus pensamientos. A quien primero acudirás en oración, a quien primero
buscaras y a quien con ansias obedecerás.
Algunos podrían llamarle a este hecho “Fanatismo”, pero esto es
lo que realmente significa una vida en Cristo; no se trata de que él forme una parte de tu mundo, se trata de que él
sea <Tu mundo>.
Para nosotros no es una sorpresa ver de qué manera este mundo
va a prisas cada día más, pero es necesario detenerse y no ir con la corriente,
si no en contra de ella.
Pero ¿será posible
hacer de Jesús tu prioridad en un mundo con estas características?, claro que
sí. Y la intención precisamente de este post es poder hacer de Jesús nuestro
centro aun en medio de este caos. Veamos cómo lograrlo:
1.
Cada mañana antes
de salir corriendo de tu habitación ¡Detente y Ora! Es cierto que estamos llenos
de responsabilidades y obligaciones que de alguna u otra manera debemos cumplir:
trabajo, estudios, la escuela de los niños, la casa, entre muchas otras; pero
es completamente necesario, [muy pero muy
necesario] el tomarte unos minutos para buscarlo a Él, dándole tu primer
tiempo y disponer así tu corazón a escuchar a través de su palabra lo que
quiere decirte.
No
importa cuantos minutos sean, lo importante es ofrecerle un tiempo de calidad y
“realmente
escucharlo”, hago el énfasis en esta frase porque con mucha frecuencia
nos presentamos a él sólo para descargarnos y entregarle un baúl de peticiones
y muy difícilmente le escuchamos y ponemos atención al cambio que quiere hacer
en nosotros. Así que [Escúchalo].
2.
En el transcurso
del día piensa, reflexiona, medita en su palabra y aplícala con mayor
prontitud (no te demores en poner por obra lo que te ha enseñado el Señor ese
día). Si no hay un acto de obediencia a lo que él te dijo, el paso anterior no
servirá de nada; recuerda que la intención no es saturarnos de información ni
entretenernos con la escritura, sino ser hacedores de la palabra y no tan solo
oidores (Stgo 1:22)
3.
Disfruta cada experiencia aún las más inesperadas; en medio de todas tus
actividades levanta tu mirada y contempla la naturaleza, sonríe lo más que
puedas, mira a las personas a tu alrededor y observa la semejanza de Dios en
ellas. ¡Alábale por su Creación!
4.
Comparte tu fe. Sé que a muchos nos resulta un poco difícil hacerlo,
siempre estamos llenos de temores donde con frecuencia son producto de la
timidez o de cómo podría reaccionar la persona; pero mayormente esos son sólo temores. Debemos hacer el mayor
esfuerzo por compartir con otros lo que hemos recibido. Puedes valerte de todos los medios que hoy día
tienes a disposición u obsequiar una Biblia o un libro a alguno(a) de tus
amigos(as) de la universidad, trabajo etc. Recuerda que Dios nos ha llamado a
ser Sal
y luz del mundo.
“El propósito es poder compartir tu fe, mínimo a una persona por día”
5.
Antes de irte a
dormir es muy necesario que prepares un tiempo especial con Dios, en el que puedas
dedicarte a conocerle, estudiar su palabra, platicarle sobre cada experiencia
de ese día, y recordar allí junto a él como su mano y misericordia estuvo en
cada una de ellas.
Ahora bien, para que el primer paso pueda lograrse es
necesario que creemos
un hábito. En su significado tenemos - Hábito: comportamiento
de una persona
repetido regularmente.
La intención no es
que sea algo tedioso al hacer, aunque al principio pueda parecerlo, es por ello
que el hábito nos ayudara a que sea convertida esta “actividad” en una
necesidad.
Se dice que para
crear un hábito debe realizarse la misma actividad por 21 días continuos, por
ende aplicaremos durante este lapso de 21 días los pasos que vimos en el punto
número uno.
RETO #1
Acá les dejo la tabla “creando hábitos”, es necesario que en ella identifiquen la fecha de inicio y la fecha en que deben finalizar este primer Reto. Esta de más decir que deben ir tachando su avance para el alcance de esta meta.
Una vez sea
Jesús tu prioridad todo sera diferente, recuerda que él valor de tu vida y la importancia de ella esta únicamente en Él.
Vale la pena hacerlo para nuestro
Señor :D
Un Abrazo.