Un canto que
debo haber aprendido en mis clases de párvulos en la Escuela Dominical dice:
Cristo me ama, me ama a mí; su Palabra dice así; niños pueden ir a Él, Él es
nuestro amigo fiel. Sí, Cristo me ama; Sí, Cristo me ama; Sí, Cristo me ama, la
Biblia dice así. Lo he cantado en señas de Lenguaje Gestual, hasta en inglés
con niños africanos, y una de las versiones que más me ha gustado ha sido la de
Whitney Houston con la que hacía de su hermana, en la película El
Guarda-espalda. Cristo me ama. Dios me ama. ¿Dios te ama? ¿Lo crees?
A pesar de
esta gran verdad sobre el amor de Dios a la humanidad, de su Gracia mostrada a
través de nuestro Señor Jesucristo, el ser humano trata de muchas maneras
buscar el favor y el amor de Dios a través de las acciones y es algo tan
arraigado que lucha en nuestro interior contra la verdad de que Dios nos ama de
una manera tan grande que no comprendemos, ni merecemos. Tenía un colega médico
que cada vez que salía de una cirugía compleja me decía: ya tengo un peldaño
más al cielo… y yo tenía que reírme y decirle: No, no es por obra es por la
gracia de Dios que somos salvos. Sucede también que pensamos que por una u otra
cosa que hacemos o dejamos de hacer, Dios nos ama más o menos. Si doy mis
ofrendas, si doy diezmos, si no me duermo cuando estoy orando antes de dormir,
si esta vez leo los capítulos que prometí hacer de la lectura de la Biblia, si
esta vez ayuno 24 horas en vez de 12, o si esta vez no como demás, si esta vez
no siento la tentación de … (puedes poner tu debilidad), si…, si… cómo si con
estas cosas pudiésemos ganar puntos delante de Dios y logramos que nos ame más
o si por dejar de hacer algunas cosas, evitamos que nos ame menos. El amor de
Dios no es condicional.
Dios te ama. No lo dudes. Cuando
estés con el ánimo por el suelo, recuérda: Jesús te ama. Cuando estés con el
ánimo por los cielos, recuérdalo: Jesús te ama. Cuando te sientas desolado y en
soledad, piensa: Jesús me ama. Cuando estés con las mejores compañías y en las
mejores situaciones de vida, piensa: Jesús me ama. Él siempre te ama y te
amará. Puedo recordarte algunos pasajes: Pues Dios amó tanto al mundo que dio a
su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga
vida eterna (Juan 3:16). En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como
sacrificio para quitar nuestros pecados (1 Juan 4:10). Espero que puedan
comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo,
cuán alto y cuán profundo es su amor. Es mi deseo que experimenten el amor de
Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo (Efesios 1:
18-19). Y estoy convencido de que nada
podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni
demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni
siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún
poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la
creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo
Jesús nuestro Señor (Romanos 8: 38 – 39).
Es decir, tú que lees estas líneas,
Dios te ama. Jesús fue la muestra más grande del amor de Dios para ti. No lo
dudes, Jesús te ama y no tienes que hacer nada para ganar más amor, ni aún
perder su amor. Por supuesto, al sabernos y sentirnos amados, no hay otra
respuesta en nuestro ser que amarle también.
Zuleika Rodriguez
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